Era la
segunda semana de julio. Después de unos duros San Fermines, tres compañeros
y yo, planeamos irnos a las afortunadas islas Canarias.
Personalmente tenía muchas ganas de conocer Tenerife, de conocer sus aguas
limpias y llenas de vida, y de conocer las buenas olas que suele haber
por esas tierras.
Después de tres horas de avión, aterrizamos en el aeropuerto de Tenerife
sur un poco cansados, pero con una agradable temperatura que nos
acompañó durante toda nuestra semana de estancia.
Cuando terminamos con los tramites del coche
nos dirigimos a la playa y vimos que el mar estaba casi plato, había muy
pocas olas, cosa normal en esta época del año. Un poco decepcionados nos
dirigimos a nuestro a nuestra morada: un precioso apartahotel cortesía
de "Búlter".
Durante los siguientes días buscamos olas por toda la costa y lo único
que encontramos fue medio metro muy malo en la playa de las Americas,
así que decidimos bucear por esta impresionante costa, donde vimos una
enorme raya muy cerca de la orilla, a unos cuatro metros de profundidad.
También descubrimos un pico un poco alejado donde rompían algunas olas
buenas.
Me impresionó mucho el fondo , ya que era una plataforma de roca plana
que hacía que la ola tomase mucha fuerza, además el agua estaba muy limpia
viéndose el fondo perfectamente.
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La temperatura del agua era buena, pero al amanecer
o atardecer hacía falta un traje corto o una chaquetilla.
La mayoría de las fotos que podéis ver aquí corresponden
a esta playa.
Lo único que no me gustó de este lugar, al igual que otros, fue la demasiado
poca amabilidad de los locales con la gente de fuera. Nos llamaban "Godos"
y supongo que este tipo de gente no viajará a otros lugares en busca de
olas, sino que se quedará toda su vida en la ignorancia de sus localismos.
Al quinto día de estancia fuimos de excursión al norte, donde pudimos
comprobar el asombroso cambio de clima en unos
pocos kilómetros.
También vimos fauna local, muy diferente a la
del norte de la península y un día comimos de maravilla en un restaurante
donde nos atendió fenomenalmente una hermosa camarera italiana.
Durarte todos estos días íbamos constantemente a ver la playa en la que
nos dimos los únicos baños decentes del viaje.
También decidimos subir un día al Teide, donde
nos robaron 3000 ptas por persona por acceder a la cima a través
del teleférico.
Como conclusión diré que Tenerife es una isla preciosa
destrozada en el Sur por la continua construcción de complejos hoteleros
y más salvaje y cuidada en el Norte. El agua y la temperatura son
impresionantes, además es un buen sitio para salir de fiesta.
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